Nuestros pensamientos y palabras son escuchados por todo nuestro sistema / cuerpo, por lo que debemos estar atentos a lo que le decimos, y lo que reforzamos.
Aquí les doy algunas preguntas para considerar: ¿Con qué se está identificando? ¿De qué se está apropiando? ¿Qué está aceptando como parte de su identidad? Les daré algunos ejemplos de lo que me refiero.
Cuando alguien usa palabras como: “MIS migrañas son …”, “MI cáncer es …”, “Eso se parece mucho al dolor que me da MI (nombre de condición o enfermedad) …”, “MI depresión es …”, “Cuando la MÍA empieza a molestar, solo tomo una pastilla… ”,“ MI (llenar el espacio en blanco con enfermedad / condición / situación) es diferente o peor porque… ”,“ Es MI mala suerte… ”. “Esta pobreza MIA…”
¿Alguno de esos le suena familiar? Probablemente haya escuchado algunos de esos, o todos. Quizá lo haya dicho usted mismo. Se ha sobreidentificado con enfermedad, condición o situación, aceptándola como parte de su identidad. Y lo diré de manera muy simple y directa: Basta ya de hacerse ese daño por favor.
Piense en ello de esta manera. Cuando usted se identifica constantemente con una enfermedad o situación difícil, refiriéndose a ella como MÍO / MI, es como si hubiese firmado un contrato que le vincula a dicha enfermedad / condición / situación. Imagíne, si los vampiros de las películas fueran reales y uno llegara a la puerta de su casa pidiendo que lo invite a entrar, y usted hizo eso exactamente. Y ahora (según la tradición de los vampiros), este puede hacer lo que quiera con usted o su casa porque oficialmente le ha dado permiso para hacerlo al invitarlo a entrar. ¿Y qué hacen los vampiros? Le chupan la vida.
¿Pero, y si de hecho se trata de una situación “permanente”? ¿Entonces, que? Si por ejemplo, alguien nace ciego o parapléjico, esa es una historia diferente y no a lo que me refiero hoy.
Reclamar la propiedad de enfermedades o situaciones desagradables en nuestras vidas puede ser un intento de sentir que (aun) tenemos el control, pero eso está lejos de ser cierto. Este comportamiento es una trampa en la que creamos un vínculo retorcido que grita: “¡QUIERO MÁS DE ESTO EN MI VIDA, POR FAVOR!”. Es una forma de llamar la atención cuando nos sentimos miserables, y el tipo de atención que llamamos no es una atención curativa o útil. Lo que atraemos es una pena, una lastima que actúa como lubricante que hace que sigamos deslizándonos por un camino oscuro. Y en este camino, inhibimos la capacidad natural de nuestro cuerpo de auto-sanacion, al mismo tiempo que agregamos obstáculos a cualquier ayuda externa que podamos recibir.
He conocido personas que han estado sufriendo durante años por alguna enfermedad o condición. Su identificación y posesión de la situación llega al punto en que constantemente se refieren a ella como un viejo amigo, guardan fotos o datos de sus peores días, incluso anuncian su conexión con su “viejo amigo” a través de materiales de mercadeo como calcomanías, carteles y camisetas. Entiendo que existe la “concienciación”, pero hay una fina línea entre la concienciación y la posesión / identificación, y esta línea no se nos oculta. Crear conciencia es, en parte, compartir noticias positivas e historias que dan esperanza, que educan de manera positiva.
Esto no significa que debamos ignorar la realidad, esperando que desaparezca. Todos sabemos que no es así como funcionan las cosas en la vida. Suspenda su apego. Esa cosa, esa enfermedad, condición, dolor, situación, no es una parte permanente de su vida. Usted esta en proceso de dejarlo atrás, de que se aclare, que su cuerpo lo destruya y sane por completo. ¿Estoy en lo correcto? Entonces, en lugar de apegarse a ello, invite al balance, la recuperación, la curación, la superación, tratando la situación actual como lo que desea que esta sea: una energía pasajera; una situación o lección temporera. Hágalo “más pequeño”, no “más grande” imaginándolo de esta manera: es una diminuta mancha que se hace cada vez más pequeña, y pronto dejará de existir.
Compartiré una experiencia personal. Solía sufrir de migrañas intensas y algunas veces tenía que ir a la sala de emergencias en el hospital mas cercano. Tenía una fuerte identificación con las migrañas y también utilizaba el vínculo MIO / MI. La situación se sentía como un viejo “amigo” con el que realmente no disfrutaba pasar los días, pero quien había estado por tanto tiempo que simplemente “me acostumbré”, por así decirlo. Una vez me di cuenta de que me estaba identificando demasiado con algo que no quería experimentar, las cosas comenzaron a cambiar. Estaba más atenta a mis palabras y pensamientos. Hoy en día, rara vez experimento migrañas, y si ocurren, las veo como una experiencia pasajera que puede estar indicando que no estoy haciendo un buen trabajo con mi cuidado personal en este momento.
Espero que este articulo le haya aportado algo de claridad, y si tiene alguna experiencia que le gustaría compartir, me encantaría leerla. Consideraré escribir la parte 2 si algunos de ustedes deciden compartir.
Gracias por estar aquí y por cuidarse bien.
~ Linette